Bautista era un hombre que vivía de espaldas. Le caía bien el saco, la seda de los pantalones a la mitad de la mitad de los zapatos. La nuca siempre prolija, muy, la vida siempre con los brazos levantados y de espaldas.
Ella iba a los conciertos gratuitos rodeada de los hijos como nube, todos cortados con el mismo gesto. Había uno pequeño que a veces se dormía y a veces, no.
Bautista dirigía todo Mozart, todo Chopin, todo clásico más repertorio de tangos, boleros o populares, según fuera su ánimo.
Ese día, aquel pequeño que a veces se dormía, aplaudió el final de pie. Bautista saludando le hizo un guiño y hoy viven todos juntos.
Cada viernes último de cada mes, el director de orquesta va a consultar las runas de Nelly y le pregunta porqué.
Dice la bruja: porque te diste vuelta.
Fin.
Ella iba a los conciertos gratuitos rodeada de los hijos como nube, todos cortados con el mismo gesto. Había uno pequeño que a veces se dormía y a veces, no.
Bautista dirigía todo Mozart, todo Chopin, todo clásico más repertorio de tangos, boleros o populares, según fuera su ánimo.
Ese día, aquel pequeño que a veces se dormía, aplaudió el final de pie. Bautista saludando le hizo un guiño y hoy viven todos juntos.
Cada viernes último de cada mes, el director de orquesta va a consultar las runas de Nelly y le pregunta porqué.
Dice la bruja: porque te diste vuelta.
Fin.
1 comentario:
te diste vuelta y... se armo el triplete.
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