La veo sentada en el borde de la vereda con una pollerita azul y un gorro de lana. Pícara. Curiosa. De la mano derecha sale un piolín con globo y por los alrededores anda el gato. Apenas un segundo y ya está saltando. La niña. Ahora corre con el globo atrás del gato. Nombra un árbol y el árbol aparece, dice cosas a media lengua, a media voz y canta. Entonces se ilumina la tarde, las nubes se disuelven, canta el árbol, canta el globo, canta el gato. La pollerita azul está bailando y gira con la niña; con las hojas de otoño se forma un remolino y todos vuelan: La niña las hojas el globo la pollerita azul. El remolino trepa y trepa y el viento se hace brisa y pluf. Sobreviene la calma. En la vereda solo queda su gorro de lana. Cuando vuelven todos los del barrio para saber para buscar para hablar para encontrar para denunciar para teorizar para escandalizar para dramatizar para …para cuando vuelven, la niña ya está lejos y a salvo del mundo. Con las cosas que nombra, con el árbol, con el globo y su gato, perfectamente instalada en otra dimensión.
* Foto Hija China, ¡en China!
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