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* Literatura infantil y juvenil

jueves, 25 de diciembre de 2008

Antonio y Martita presentan...


Los ojos de Antonio son chiquitos y hondos como los pozos que cavan las avispas en la tierra mojada. Tiene un bigote peludo y desparejo y un cinturón de cuero marrón que era de su abuelo piamontés. (Me lo dijo Elvirita, pero no importa).

Antonio es un señor de cincuenta y pico que atiende la Biblioteca Municipal en mi pueblo y al que yo conozco desde hace casi diez años.
(La verdad es que siempre pensé que era un viejo de mierda, un profesor aburrido y cansado que para pasarla más tranquilo, prefirió vivir en un pueblito chico antes que dar clases en una ciudad grande).

Tampoco es que no hiciera nada en la Biblioteca, pero no te daban muchas ganas de buscar libros y revolver en ese lugar. (La verdad es que nunca me gustó leer y sólo cumplí con lo que pedían mis maestras).

Siempre me pareció mejor estar sin hacer nada. Sin hacer nada de hacer con hechos, con las manos, pero sí de hacer con la cabeza: fantasías, por ejemplo. Héctor Antonio dice que me creo todo lo que me cuentan y es verdad pero tampoco soy tan tonta.

Una vez me dijeron que de las palmeras de la plaza se hace el talco y yo antes de creerlo,investigué.Pasé horas y horas en la plaza, en distintos meses del año, de noche y de día hasta que comprobé que entre enero y febrero, de las ramas verdes del centro les sale un polvillo blanco con el que se hace... el talco!!!.

Y se lo conté a Héctor Antonio. Le conté cuando descubrí que ni los sapos ni los grillos cantan, que a uno le vibra el pecho y al otro las alas.Me dijo que si leyera más..., encontraría todo en los libros y yo no me quedé callada:“ Si Usted…bla bla. “ Si Héctor Antonio tuviera más fantasías la Biblioteca estaría mejor. Se lo dije. Le dije que es más descansado imaginar y andar soñando que leyendo, que si uno mira bien se aprende mucho. El me dio como un sermón y me anotó un libro.
(La verdad es que tardé bastante pero me lo leí todo. Y lo entendí también).

No es que Héctor Antonio no fuera mi amigo pero no teníamos confianza por lo que me pareció raro el día que me llamó. Fue después de la siesta y yo estaba controlando la palmera “polvera 1X1” (les ponía nombres medio científicos para darle seriedad a mi investigación). Ahí estaba cuando gritó mi nombre desde el jardín de la Biblioteca:
-Martitaaaa
Crucé pero me dijo que quería hablar conmigo más tarde, cuando se fueran los chicos que estaban en la sala de estudio.¿?
Me dio extrañeza, cómo de qué le picó a éste??! pero no tuve miedo y menos iba a dejar de ir porque Héctor Antonio era aburrido, pero muy bueno.
A las 17.55hs ( tenía la hora muy calculada por el experimento del talco), fui.

Héctor Antonio se sentó en un silloncito azul y habló:
-Yo también tengo sueños. Sueño con los autos. Desde hace muchos años junto dinero para comparme un “Kaiser Carabela” bordó con el paragolpes plateado y asientos de pana grises con ribetes de cuero. Me gustan tanto los autos!. Sé exactamente cuántos caballos de fuerza tiene un Rambler Impala y cuántos una camioneta Ford clase A. Leí todo sobre el Kaiser, sé cada detalle de su mecánica, su motor, su amortiguación.
¿Te acordás de mi sobrino Juan Pablo, el abogado, el hijo de mi hermana Flora de Buenos Aires?
-No
- Antes de ayer pasaba desde la capital para ir hasta Río Gallegos (está trabajando muy bien y tenía que hacer trámites de negocios) y venía en un Kaiser bordó...
- Huuuauuuu…
-... pero lo agarró el paro de los camioneros y no pudo poner combustible para llegar hasta el sur así que se tomó un colectivo para no atrasarse ( tiene que estar allá diez días) Me lo dejó mientras tanto.
-Huaaauuu…
-Ahora tengo en el garage un sueño cumplido.

Desde ese día Héctor Antonio me ayuda a controlar palmeras para ver cuándo cae el talco y yo, no mucho, pero bastante, leo.


Fin

1 comentario:

Anónimo dijo...

Huuuuy... Qué bonito! Esto me gustó, mucho muchísimo más que...aquel de la "fantasía en NY". ¿Será porque el universo de la sensibilidad, está aquí nomás, a la vuelta de casa...?Es el que más leo...! golpea de honestidad! Te quiero. Un varón tímido