Sale a caminar para ver lo chiquito del mundo. Mandado a percibir, a succionar lo pequeño - o lo grande- y a reinventar la historia.
Una vecina que acumula otoño con la escoba le provee relato. También dibuja ideas de los barriletes. De los niños; especialmente de ese niñito frágil que saluda, anota.
Al comenzar su recorrido, el escritor observa a un hombre gordo y quieto sentado en una silla de ruedas. Es gordo- no debiera repetir adjetivos el escritor, pero esto es sólo borrador en caminata- es gordo y los ojos tienen brillo de alcohol, de tontera, de nada. Le intriga el pensamiento, la vida; se pregunta qué pasará por la calva cabeza del hombre. Gordo. Quieto. Sentado. ¿Dónde estará? ¿Dónde estará su pensamiento?
Sigue andando, dos adolescentes se besan con las bocas mojadas y las manos en el bolsillo- anota- un perro.
Una hora reloj y regresa. El hombre quieto y gordo está igual. Allí y quieto. El escritor pregunta:
-¿Adónde está, señor? ¿Dónde estará su pensamiento?
-Estoy acá, en el mapa.
Una vecina que acumula otoño con la escoba le provee relato. También dibuja ideas de los barriletes. De los niños; especialmente de ese niñito frágil que saluda, anota.
Al comenzar su recorrido, el escritor observa a un hombre gordo y quieto sentado en una silla de ruedas. Es gordo- no debiera repetir adjetivos el escritor, pero esto es sólo borrador en caminata- es gordo y los ojos tienen brillo de alcohol, de tontera, de nada. Le intriga el pensamiento, la vida; se pregunta qué pasará por la calva cabeza del hombre. Gordo. Quieto. Sentado. ¿Dónde estará? ¿Dónde estará su pensamiento?
Sigue andando, dos adolescentes se besan con las bocas mojadas y las manos en el bolsillo- anota- un perro.
Una hora reloj y regresa. El hombre quieto y gordo está igual. Allí y quieto. El escritor pregunta:
-¿Adónde está, señor? ¿Dónde estará su pensamiento?
-Estoy acá, en el mapa.
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