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* Ediciones Orillera es un sello de autor (2009) con el que llevamos publicados diez libros. Podés pedirlos aquí orillera@gmail.co o al teléfono +549 2954 614932

* Literatura infantil y juvenil

viernes, 31 de octubre de 2008

Pavo cristatus


Ellos tenían chacra y unas gallinas. Al fondo, huerta con cebollines y dos hileras de tomates redondos. Los cuatro hijos se fueron por ahí: el arquitecto a Roma, la bailarina a Rosario y los mellizos, no sabemos. Muy importante para todos haber crecido de la tierra negra.
Una pareja de pavos reales lo vigilaban todo.
- Viene alguien.
- Pero no…
-Pero si…
-Escuchá a los pavos.
Tal cual, tal cual, tatata cuuualllllll…,
los pavos trompeteaban anunciando visita.
Una vida lisa como la llanura pampeana hasta que don Nicolás se enfermó y la tristeza arruinó la cosecha de arvejas.
- Me voy a morir mañana, Luisa.
-Pero no…
-Me voy a morir mañana…
-Si te morís el viernes, yo me muero el sábado.
-Me voy a morir mañana…
-Si te morís el sábado, yo me muero el domingo….
Los pavos graznaron ese día, el macho abrió sus plumas iluminando todo hasta que Nicolás y luego Luisa: Domingo y lunes. Nadie de la familia imaginó que la muerte, iba a cumplir.
* www.azuldecorso.com.ar

martes, 28 de octubre de 2008

Jardin de paz: (minúscula con solo de batería)




Apenas rubia, apenas alta, apenas penas Marisa iba al cementerio a llevarle flores a su papá. No le gustaba nada esa actividad y estaba convencida de que a él, tampoco le gustaban las flores pero…era tranquilo el lugar. De lejos, se veían los colores y las mezclas de plástico y perfume sobre las tumbas. Mucho verde, mucho pino, mucho eucaliptos. Se llegaba por una ruta llena de árboles de hojas redondas y loros. Se le hizo una costumbre. Sin querer queriendo.
Marisa no tenía trabajo pero se las rebuscaba haciendo arreglos de costura, prendas para los niños, bordados a máquina…no le venía mal estirar las piernas y cada tarde, hacer la caminata hasta el cementerio.
No tenía hermanos y casi no le quedaba familia. Su papá la había criado solo después de que su mamá-a la que ya no recuerda, (o no quiere recordar)- se había ido con un trapecista del circo de los Hermanos Miranda. Piruetera. Aventurera. Valiente. Se escribía con una prima- Marisa, no la madre- y todos los años se prometían un encuentro pero ninguna de las dos viajaba.
Ayer consiguió unos jazmines- Marisa, no la prima- blancos, frescos, muy perfumados- los jazmines, no Marisa- que ya quisiera yo(ya ya) (yo yo) tener en mi escritorio. Son esa clase de flores que te llevan hasta el mismísimo bosque donde se perdieron Hansel y Gretel o a los jardines del palacio de Sissí Emperatriz pero no eran para mí, eran para llevarle al papá. Parapa pá. Parapa pá. Parapa pá. Pim. Pam. Pá. Paparapa pa pá.

Y tanto va ella al cementerio y tanto conversa con Julián que le da agua para sus flores que le presta un rastrillo que le cuenta de su padre que está allá en aquella tumba blanca que le promete llamarla si ve que los jazmines que no duran nada se marchitaron antes de tiempo que le cuida la bicicleta cuando Marisa va en bicicleta porque cuando va caminando no que le convida pasteles con almíbar y se pegotean los dedos y se ríen que le explica que debajo de los pinos crecen hongos que son ricos para comer y tanto y tanto apenas penas que para el viernes la invitó a almorzar.
Marisa y Julián. Pim pam. Para pam pam pá.
* En la foto el mar de Cariló

domingo, 12 de octubre de 2008


Las lechuzas y los perros


Amambay hace artesanías con madera tallada y vive en el norte de Formosa. Vino del Paraguay y quiere volver. Mientras quiere volver, vende lechuzas, lechucitas y lechuzones del monte a todo aquel que quiera colaborar con su regreso. Mi tía Silvia una vez, viajó al norte de Formosa y nos trajo a todos una lechuza de regalo. Otra vez viajó a Mar del Plata y nos trajo hipocampos del tiempo; del tiempo pero de Mar del Plata. En realidad mi cuñada colecciona imanes para la heladera y le gustan particularmente los barcos, pero Silvia igual le trajo una lechuza. Aquella vez. También está la hermana menor de una ahijada de la tía que, aunque no tiene lazo sanguíneo directo, recibe lo que todos, incluído el hipocampo que se pone azul cuando va a llover. Hace mucho que no llueve por acá. El hipocampo está verde. El pasto, amarillo. Cuestión que Amambay –de nombre Higinio pero conocido como Amambay- dice que las lechuzas cumplían las funciones de los perros antes de que hubiera perros en América. Una lechuza cuida en la noche, avisa si viene alguien y libera la casa de merodeadores extraños.
A la tía Silvia le gusta viajar, es una maestra jubilada y no tiene hijos. Ni marido. Ni padre. Ni madre. Ni perro. Sí tiene un Fiat Uno y una iglesia de referencia, adonde va a rezar y a pedir que alguna de las monjitas internas, le riegue las plantas cuando está por viajar al norte de Formosa. O a la montaña, porque también visitó el Chaltén aunque de allí... no recuerdo que nos trajo. ¿Tal vez era el frasquito con tierra de colores?. Si, del valle de las pinturas. Es el frasquito que contiene los colores con los que los aborígenes- no como Amambay sino como Ñancufil- pintaban sus cuevas. Quizás fue antes de Ñancufil. Quizás, quizás, quizás.
Es preciso decir que la tía nos tiene a todos nosotros para traernos regalos. Ana siempre le encarga un imán para poner en la heladera, en la parte superior, sin embargo de San Salvador de Jujuy, Silvia le trajo un monedero. Qué pequeñitos son los coyitas del monedero.
Esta mañana, cuando ví el otoño en el patio, me acordé de Amambay y su teoría de las lechuzas cuidadoras. Yo estaba casada con Manuel cuando me dejó por Lilia, la ex esposa de Martín que tiene un hijo campeón de apnea y entrena de aguantar sin respirar debajo del agua. Esa, con esa Lilia se fue. Ese.Esa. Esaa.En ese entonces vivíamos en el campo rodeados de lechuzas, pero Manuel se fue y a mi no me avisaron nada. Tal vez por eso he comprado un perro.


Fin

sábado, 4 de octubre de 2008

Teorías

Fernando tiene la teoría de la fruta podrida. Que sí –explica- que si vos ponés una sola manzana enferma en el cajón, ya basta. Todas se pudren.
Pero Paula es una muchacha que tiene de manzana las mejillas. Suave Paula. Roja Paula no escucha razón ni tiene prevenciones, no. Paula es una muchacha que se puede describir como a una misma huerta: igual de colores y sabores y el rocío por la raíz y esa humedad y los aromas de orégano y cilantro...
Que sí- insistirá Fernando- ponele que son tomates y te da igual, si uno está feo se pudre todo.
Pero Paula es una muchacha fresca, tiene poca memoria y zapallitos verdes, calabaza, calabacines... Escucha apenas parte de lo que él le conversa y –por principio- nunca hecha fertilizante a nada. A puro terrón de tierra negra y manos crecen sus frutos.
Entonces los dos trabajan, mezclan y clasifican hasta que finaliza la cosecha y Paula decide otra teoría:
Si estamos juntos y hay tanta gente, por algo debe ser.

Fin

viernes, 3 de octubre de 2008

Fantasía pampeana


NY

Desde cualquier ventana de Nueva York, se puede gritar llamando a un amor perdido. Así, el nombre de la persona desesperadamente amada ada ida ida, se desparrama y rebota. Rebota entre cristales, espejos, luces; trepa techos y techos y rebota. Estalla el dolor y las vocales vuelan por el aire mezcladas con el humo, la música, la magia del cielo rascacielo de tanta ciudad. Se multiplica, bota, ica. El desgarro se compra una botella y proyecta la pena y más botellas.
Ese nombre que ha recorrido la inmensidad del mundo, es tu nombre.
Ese nombre que ha recorrido la inmensidad del mundo, es tu nombre.
Ese nombre que ha recorrido la inmensidad del mundo, es tu nombre, pero vos estás ahí perpleja y muda, mientras yo grito en Nueva York.

Fin