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* Ediciones Orillera es un sello de autor (2009) con el que llevamos publicados diez libros. Podés pedirlos aquí orillera@gmail.co o al teléfono +549 2954 614932

* Literatura infantil y juvenil

jueves, 30 de agosto de 2012

El destino del chancho. Un testimonio.


Nací en la chacra de Rossato, un señor más gordo que mi mamá pero de buen corazón. Justamente, gracias a esa sensibilidad, me dieron a la familia Pérez ya que mi madre me quería comer. Tenía sólo dos días pero Jorgito, el hijo menor, se preocupó de alimentarme y así crecí sano y fuerte. Era raro vivir con los Pérez. El cuarto que me dieron tenía piso duro y por más que escarbé, nunca hice un pozo. Tampoco tenía charcos para bañarme y me daban la comida en una especie de plato hondo colorado que yo hubiera cambiado gustoso por un puré de tomates podridos. En la casa también vivía una tortuga que no saludaba a nadie y un perro con el que nos hicimos amigos. Crecí crecí, crecí sintiéndome chancho de otro chiquero pero me acostumbré a todo y era feliz. Ni siquiera pensaba en el hecho de por qué mi madre me querría comer? Es más, no desarrollé ningún complejo de relación con lo femenino y me enamoré sin problemas de Raquel, la maestra de inglés de la nena de la casa. Siempre traía de regalo, restos de su almuerzo y me dejaba salir a oler con el perro, mientras duraba la clase. Pero la felicidad no permanece y cuando ya estaba completamente adaptado a ser un chancho Pérez, fue la misma Raquel la que me devolvió a la chacra de Rossato, porque la familia me quería ¡comer! Ahora todo comienza otra vez, supero el asco que me da el barro y engullo todo lo que encuentro a mi alrededor. Comprendí que no son los sentimientos sino la comida, lo que nos traslada de un lugar a otro hasta que llegue el fin.

* En Menta, Ediciones Orillera. 2009
* Leyendo Menta, en General Pico ( Médano)

martes, 7 de agosto de 2012

Natural


La vida de la abuela cabe en un renglón: hija natural, de vida natural y muerte natural.
El testamento dejaba precisas instrucciones para cuidar los plátanos del fondo y el detalle de la receta del budín de navidad.
La abuela Paula nunca fue tierna viejecita, sino más bien una “tercera edad” muy de gritar, de dar órdenes e insultos a todos- “...familia de inútiles”- quienes no pudieron impedirle la vejez.
Antes de morir, cumplió 86 con fiesta de cumpleaños en coqueto salón y bien preparada por aquellos inútiles. Agasajo repleto de otros; repleto de vino dulce y rezongos de la tierna, que no paró de protestar.
Ingrata Paula.
Ingrata Paula que solo tuvo plátanos, receta de budín y una muerte natural.

* En " Minúsculas".Ediciones Orillera 2010/ reedición 2012
* Foto: Hija china con abuela Pety, abuela Chela y abuela Estela.