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* Literatura infantil y juvenil

sábado, 22 de agosto de 2015

SERIE: “ Te escribí algo, Ramírez” ( Agosto 2015) de Adriana Lis MAGGIO

Cuando mis hermanos y yo éramos chiquitos, mamá nos bañaba en un fuentón de aluminio. Decía: " no se hagan pis porque se les va a caer el pelo" . Claro, yo siempre me hacía y no sólo eso, cuando anunciaba el baño, escondía en las manos piedras de carbonilla, hojas verdes y aserrín de durmientes que encontraba entre las vías. Lo volcaba en el agua para que fuera el mar.
Soy la menor así que me tocaba última por lo que mis hermanos, quedaron a salvo del mejunge y a mi, no se me cayó el pelo pero la verdad, quedé rara.
* AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (1)


Mi abuela fumaba Jockey mentolados. Los sábados- rigurosamente- iba a ponerse los ruleros con la mujer del sodero. Me gustaba muchísimo ir porque la colocada era en el galpón donde se rellenaban los sifones. Papita pa'l loro. Imaginaba todos los gases y burbujas que le metían en la cabeza - ¡por ósmosis directa!- . Ahora Ramirez me dice que fumar, no fuma cualquiera, fuman personas genéticamente predispuestas bla bla. A mamá mona con banana verde. Mi abuela te fumaba hace mil por la mezcla de gas en la cabeza y porque era una vieja de los años 20 que se la re bancaba...
* AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (2)

Desde chiquita tuve la cabeza llena de pensamientos inútiles.Muy. Anotaba nombres posibles para las gallinas de la abuela, sacaba el papel dorado de los paquetes de cigarrillos Particulares que fumaba Juan y hacía proyectos de construcción de adornos navideños. Toda la familia me ponía adjetivos: vaga, loca, ida, misteriosa, perdida, rara, inútil- propiamente dicha- etc. Nunca me preocupé demasiado por el asunto y temo que ya es tarde para lo contrario. Pues, si acaso estuvieran leyendo, no busquen moraleja ni historia ni nada que sirva... porque sólo escribo para pavear.
* AM . De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (3)

Mi abuela decía que acostarse en el pasto traía sarpullido, que las chicas que querían casarse no podían ir a los bailes con pantalones y los domingos de lluvia, había que rezar y coser para tener fortuna.
Decía que los sapos son animales serviciales y curativos- del dolor de muelas, por ejemplo- que si tenías la regla no podías hacer mayonesa y que cuidarse del sol, te mantenía más joven.
Yo la escuché pacientemente esperando crecer para probar si todo eso era cierto.
Y es.
* AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (4)

Luisa era la hermana de mi abuelo que no era mi abuelo (por eso no escribo " tía" aunque de Juan sí escribo " abuelo" ) bah, no es relevante ahora. Lo relevante es que Luisa vivía en el campo y los domingos íbamos a la hora del crepúsculo a tomar Gancia con hielo - los adultos- y limonada- nosotros, los "no" primos pequeños-. Era lo más. Ella sacaba de la heladera a querosene unas cajitas de margarina en las que guardaba preparados de mantecas, a saber: con anchoas; con aceitunas; con hierbas aromáticas... y nos daba tostadas de pan casero untadas con esa infinitud de mezcolanzas. También servía higos maduros - que sabíamos recoger en otras visitas- cortados en cuatro, sobre platos de loza blanca. ( ¡A todos nos daba loza aunque fuéramos niños!) La gloria total eran las servilletas de retazos de algodón floreado, terminadas con borde de crochet.
Está claro que hace casi cincuenta años no existían los chef, ni los súper chef ni los master chef pero existía Luisa, lanomeimportaquenoseasparientenserioporquesosmitiaigual Gourmet.
* AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (5)

Mi mamá junta agua de lluvia desde que la conozco. Traza una hilera de baldes plásticos- que fueron de pintura- tarros y latas varios, debajo de las terminaciones del techo, en el patio.
También- a propósito de las latas- tiene una, que fue de dulce de membrillo y que usa para hacer tortas de aceite con azúcar, o de vainilla.
El agua de lluvia sirve para todo, claro, no te voy a escribir el detalle porque ya lo sabés, Ramírez; pero de los recipientes sí te puedo decir algo: digo que hablan de mi mamá.
Mi mamá, además de juntar gotas, guarda los moños de los paquetes de regalo, las fuentes de la rotisería y los potecitos de tergopol de los helados. ¿Qué no? Que sí, te los guarda y sabés qué, eso puede ser una re grasada o puede ser revolucionario. Mamá dice que ahorra porque en India " ya se están quedando sin... " ¿? y sabe que también nosotros vivimos en países, que deben dejar de tirar.
AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (6)
Mi abuela sonreía muy poco. Era una mujer llena de secretos que - cada verano- yo me había propuesto develar. Sin querer queriendo. Sin planear planeando.
¿Abuela, vamos a tejer? y zaz, entre lazada y lazada, la interpelaba.
¿Abuela, me acompañás a la plaza? pum, otra oportunidad, otra conversación.
Igual, Ramírez, no te hagas ilusiones porque no conseguí mucho. Lo mejor que supe es que ir a robar choclos, los domingos, la ponía feliz, así que no paré hasta que Juan compró un cuatroele que nos sirviera para ir "a por el afano..!" Desde ese día y como ofrenda literaria ( digo, por la bonita imagen) la abuela, Juan, yo y los choclos nos reíamos largo mostrando los dientes como los mismísimos ¡granos luminosos!
* AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (7)

Yo quería ser como mi abuelo ( en realidad, no era, Ramírez, te conté, pero fue, no importa) Era pintor, albañil y árbitro de fútbol. Nada me hacía más ilusión que tener un silbato de lata y mandonear a veintidós hombres, todos juntos. Tenerlos a raya: " Tiro de arcooo" ; "Vos, vos, el delantero derecho, jugaaá limpio o te vas" ...
A los siete, me había aprendido casi todas las expresiones que escuchaba en la cancha.
Usaba el tiempo aburrido de las siestas para ensayar sus gestos, repasar qué le gustaba, a qué le tenía miedo...
La clave eran Lobito y Cuchu, los perros, que solo lo seguían a él. Me llevó tres veranos pero logré el tono de voz con que los llamaba Juan y cuando nos vio, me adoptó para siempre.


(Si esto fuera ensayo y no literatura, anotamos lo de lo masculino y bla bla bla... pero ni ahí, subirte a la escalera, empapar los rodillos y el domingo, rajarte de la abuela para el fútbol, es la mismísima libertad de San Martin. Y a mi, claro, no me importaba nada más.)
* AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (8)

Conocí el mar a los diecisiete, cuando me casé. Después de tres días de fiesta -intercambiando presentación de amigos y familia-nos fuimos a la costa del sur: desde Necochea hasta Las Grutas. En la primera bajada a la playa, el primer marido fue a jugar fútbol y yo, con las mareas. Probé la orilla, metí las patas, mordí la arena y una vez considerablemente adentro, me desnudé ( recuérdese que tenía 17).
Ay.
Ay.
Ay.
¿Cuánta agua salada me debía habiendo nacido en esta llanura pampeana, a pura sed?
Separé todos los caracoles que pude- durante el recorrido- y construí una casa, una familia, una vida. El mar - y yo- vamos y venimos, vamos y venimos, vamos y venimos sin quedarnos nunca ... aunque a veces te dan ganas, no se siente nada mal.
* AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (9)

En la casa de la abuela, de lunes a viernes, a las cuatro (16 hs) tomábamos mate. La ceremonia era preparar todo en una bandeja de madera: azucarera, termo, bizcochos, mate y limón. Como siempre era verano - período de vacaciones escolares y sol para este lado del mundo Occidental y Cristiano: Vértiz. La Pampa. Argentina-. Digo, como era verano nos íbamos al patio, abajo de la galería de glicinas. El abuelo llevaba la radio y ponía " La hora del acordeón", un programa de la FM de Huinca Renancó ...y empezaba la fiesta.
Hablar entre grandes, aprender de las flores : " esas son rosas chinas, aquellas como no sé, les puse “ tubulungas” , viejas empolvadas, cosmos, crestas de gallo … ¿Y aquel árbol, abuela? es un níspero. Paréntesis: desde entonces no paro de amar los nísperos.Cierra paréntesis.
Ahh.
En el aire, la bruma del calor y la pachanga de la radio con canciones dedicadas y en mi cabeza, un futuro de García Marquez al que, obvio, no conocía pero estaba ahí, nombrando cada cosa del mundo como hacíamos la abuela y yo.
* AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (10)

Me parece que cuando era chiquita no había día del niño..? No estoy tan segura pero de lo que sí estoy segura es de que no había Papá Noel. Los que traían regalos- una vez al año y chau- eran los Reyes Magos. Y eran Reyes de "a camello", nada de por internet o por mensaje de texto. Me preocupé mucho una vez que me tocó en la casa de la abuela. Zaz. ¿Y ahora? Por supuesto que llegaron y tardé unos cuantos años en saber el truco. Esa revelación y la de la " prueba de amor" de Tita Merello en la revista "Nocturno", fueron de las verdades más crudas que afronté en la vida...
*AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (11)


Tejer es un verbo que combina con abuela y pienso:... qué choto que "abuela" sea sustantivo común, pero bué... te aviso Gramática Occidental y Cristiana que la Abuela, igual, era cero común y encima, no sabía tejer. Yo si, desde pequeña, me enseñaron dos mujeres de ferroviarios, claro. Un verano hicimos -con la Abuela - un plan: tejer una bolsa para los mandados con sachets de leche. ¡Jua! Ella juntó, lavó y cortó las tiras y yo tejí. Una porquería de resultado pero nos divertimos taaaanto. Es más, si busco con paciencia creo que voy a encontrar un poema intitulado: " Bolsa de los mandados" ¿Podés creer Ramírez?!
* AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (12)


¿Qué te creés que me pasó, por primera vez en la casa de mi abuela, Ramírez?
¡Me vino! ¡Imaginate! De mi madre tenía información cero, de las amigas, poco y en la escuela, respecto del "cuerpo" enseñaban: cabeza, tronco, extremidades superiores, extremidades inferiores y entre el tronco y las inferiores: ... no había nada?!
Por suerte de pequeña ya era optimista y como para morir y ser Angelito estaba grande, pensé " soy Hada" ( no me cerraba el color del pelo porque Patricia, la que yo quería, del Billiken, era rubia pero...) El asunto es que " la cosa" seguía y me lancé a la búsqueda de trapos y literatura. Encontré unos libros de recetas, unos facsímiles de la Familia Cristiana y una vieja Siete Días con un reportaje a Alejandra Da Passano que arrimó bastante. Ella decía " ... me hice señorita y ahí nomás me casé, llegaron los hijos, la carrera de actriz y una vida burguesa que adoro. Aunque sea simbólico, nada me costó demasiada sangre y disfruto vivir".
Iba queriendo el tema, pero te la sigo porque costó entender "el suceso"....
( Continuará...)
AM. De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" ( 12.A)

Mi abuela decía que tenía que estudiar de maestra porque era una carrera de señoritas. Que usara el pelo largo hasta casarme y luego, más corto. Que me casara pronto, para ayudar a mamá. Que buscara un "candidato" en la ciudad y no en el pueblo y que no tuviera demasiados hijos.
A la hora de la siesta me contaba una versión " cocoliche" de Epaminondas y hacíamos una especie de yoga en el cuarto del final de la galería, que era como el de huéspedes.
A veces nos barnizábamos las uñas y tomábamos anís 8 Hermanos en copitas azules.
El único paseo que hacíamos juntos- los tres, con Juan- era el de los domingos a robar choclos y el del Día de los Muertos, como de pic-nic al cementerio.
La vida es tan buena conmigo, Ramírez, que ya tenía yo una abuela bien rarita, para ir pintando como escritora...
* AM . De la Serie " Te escribí algo, Ramírez" (14)






jueves, 15 de enero de 2015

Uriburu. La Pampa
Me gusta tu pueblo porque es gratis.
Las gallinas respiran aire gratis.
El cielo, los cardos, las flechillas son gratis.
Pescar en las lagunas es gratis.
Barrer las veredas, criticar al intendente es gratis.
La lluvia, la siesta, el boulevard es gratis.
Los cuentos de los abuelos, los abuelos,
los bancos de la plaza son gratis.
Los perros ladran gratis.
El olor de los jazmines, los veranos son gratis.
Las mujeres se enamoran 
de hombres que montan caballos.
Los hombres se enamoran 
de mujeres que les ceban mate.
Los niños se enamoran de las maestras
y capaz, yo, me enamoro también,
gratis.

* AM. De la Serie de pueblos/trenes/amores. 
* 2015

miércoles, 26 de noviembre de 2014

No hay...

No hay que buscar tanto,
ni penar.
Existe un hilo invisible
que ata todos los amores
y te hace ramo.
Montón.
Puñado.
De la flor que más te guste.

* Adriana. Inédito.

sábado, 16 de agosto de 2014

Cualquiera

Cualquiera puede 
tener su paisaje:

en el pétalopatiomalvón
en la semillavillachipá

Cualquiera puede
tener pajaritos:

en el rulodelpelo
en la crestaoelhueco.

Cualquiera puede
tener
(Y ser tenido)



Cualquiera puede
tener su paisaje:

en un germinadordeporoto
en unfrascocodepiedritaysol

Cualquiera puede
tener alas


y volar
(Y ser volado)

*Inédito. AM

lunes, 7 de julio de 2014

El ciclo del agua

Nació del deshielo. De ese correr líquido derretido por un calor.
Entonces fue una gota: infancia tierna de agua dulce. Juventud de charco en charco; sudor salado con trabajo y viajes.
Un matrimonio apasionado y húmedo que luego fue tormenta.
Chubascos varios.
No fue decididamente arrastrada por corriente alguna, pero sí se le pueden asignar varios naufragios. Y varios hijos: cristalitos azules.
María tiene una vida transparente. Es decir que se puede saber saber la vida de María, siguiendo un ciclo de agua.

* En Menta. Ediciones Orillera 2010.



martes, 29 de abril de 2014

En el día del animal...

Postal y magia



Era la hora de la siesta. Era el sol de primavera en la pampa. Caliente, pero no tanto. Luminoso, pero no tanto y yo, que daba vueltas con el auto, triste, pero no tanto. El negro estaba en la esquina, acuclillado y con el morro alto como un vigía falso que no ve ni vigila nada. Pelo corto, una mancha marrón en el lomo y las orejas en punta. Completamente ido, completamente entregado al sol sobre el hocico. ¿Cómo puede conservar la postura estando tan ausente? Maravilloso maravilloso pensé, e inmediatamente vi al otro. Peludo, desparramado, las patas hacia el sol con la panza expuesta, rosa como las flores de todos los ciruelos de la ciudad hoy. Maravilloso. Maravillosovolví a pensar e inmediatamente me convertí en perro.

* En Menta. ediciones Orillera 2011

martes, 21 de enero de 2014

Sexto sentido

Desde chiquito, Santiago dibujaba mapas.

Sentado en el borde del aljibe, en la chacra de su abuela, le hacía los recorridos a las hormigas con el dedo gordo del pie. Era un área de tierra mojada y esos trazos convencido Santiago orientaban.

Rutas, planos de excursión hasta la plaza por caminos distintos, mapamundis locales.

Creció entre álamos y tamariscos, perfectamente centrado por un compás.

La panadería del Cholo era territorio occidental: abundancia, hidratos de carbono y un pan supuestamente para todos y por el que había que pagar.

El oriente era Hortensia. La farmacia de Hortensia, sus jarabes, las hierbas curativas y el olor.
Nunca salió del pueblo Santiago y sin embargo, fue un viajero. Un Cristóbal Colón. Un audaz.
Un conocedor en uso de notable e inusual sentido. El sentido del viento.

* En Menta. Ediciones Orillera 2010

lunes, 9 de diciembre de 2013

Jardín de Paz: (historia minúscula con solo de batería)

Jardín de Paz: (historia minúscula con solo de batería)


Apenas rubia, apenas alta, apenas penas Marisa iba al cementerio a llevarle flores a su papá. No le gustaba nada esa actividad y estaba convencida de que a él, tampoco le gustaban las flores pero… era tranquilo el lugar. De lejos, se veían los colores y las mezclas de plástico y perfume sobre las tumbas. Mucho verde, mucho pino, mucho eucaliptos. Se llegaba por una ruta llena de árboles de hojas redondas y loros. Se le hizo una costumbre.
Sin querer queriendo.
Marisa no tenía trabajo pero se las rebuscaba haciendo arreglos de costura, prendas para los niños, bordados a máquina… no le venía mal estirar las piernas y cada tarde, hacer la caminata hasta el cementerio.
No tenía hermanos y casi no le quedaba familia. Su papá la había criado solo después de que su mamá a la que ya no recuerda (o no quiere recordar) se había ido con un trapecista del circo de los Hermanos Miranda. Piruetera. Aventurera. Valiente.
Se escribía con una prima Marisa, no la madre y todos los años se prometían un encuentro pero ninguna de las dos viajaba.
Ayer consiguió unos jazmines Marisa, no la prima blancos, frescos, muy perfumados los jazmines, no Marisa que ya quisiera yo (ya ya) (yo yo) tener en mi escritorio. Son esa clase de flores que te llevan hasta el mismí- simo bosque donde se perdieron Hansel y Gretel o a los jardines del palacio de Sissí Emperatriz pero… no eran para mí, eran para llevarle al papá. Parapa pá. Parapa pá. Parapa pá. Pim. Pam. Pá. Paparapa pa pá.
Y tanto va ella al cementerio y tanto conversa con Julián que le da agua para sus flores que le presta un rastrillo que le cuenta de su padre que está allá en aquella tumba blanca que le promete llamarla si ve que los jazmines que no duran nada se marchitaron antes de tiempo que le cuida la bicicleta cuando Marisa va en bicicleta porque cuando va caminando no que le convida pasteles con almíbar y se pegotean los dedos y se ríen que le explica que debajo de los pinos crecen hongos que son ricos para comer y tanto y tanto apenas penas que para el viernes la invitó a almorzar.
Marisa y Julián. Pim pam. Para pam pam pá.

* En Menta. Ediciones Orillera 2010

sábado, 30 de noviembre de 2013

Relato premiado. Pluma al viento. Antología de la Patagonia 2013.

La identidad es...
La identidad es polvo suspendido por el viento. La nena que jugaba a buscar agua con una rama de eucalipto, vive en China. Los perros tienen raza y afuera llueve más de lo previsto.
El tren que amaba mi papá, no chifla y ojalá pudiera pedir auxilio en morse. Punto. Raya. Punto. Punto.
La casa era de luz y teníamos un jardín lleno de lilas, rosas rosahuer con erre. Erre con erre carril … y buenasnoches como campanillitas de la vía: tenues, sopladas sin destino para andar por ahí. Las semillas de ahora no crean adjetivos y el reino aquel, la infancia con vereda y bicicleta, es parque. Diseño de exterior con disciplina.
¿Tampoco queda escarcha? Ese brillo filoso que sólo el sol disuelve, tibio, como caricias de mamá en invierno. Queda, no queda, viaja, mutamos... Son otras las texturas del hilo que nos teje, pero igual hacen tela. Ya no será una gota por donde mire al mundo, o juegue al arco iris; saber la lluvia dulce... ¿Nuevas formas de abrazo?

 La identidad es polvo suspendido por el viento y es bonito probar con otros huecos, dibujar un relieve, crecer sin asas y aprender que, igual o diferente, cada momento o lugar nos deja su reliquia.
* Jurado: Cris Ramos, Raúl Brasca y Luisa Valenzuela.
* Acto de premiación. Neuquén. 04/12/2013

lunes, 7 de octubre de 2013

Ediciones Orillera

Sello de autor. Desde 2009 se publicaron 8 títulos y vamos por más...
Se pueden solicitar a orillera@gmail.com  o al Tel:  00 54 2954 414695
Envios a todo el mundo.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Miruli ( En " Menta". Ediciones Orillera 2010)


La Miruli vivía en Mendoza capital. Era una chica-cuando la conocí- de unos diecinueve años y ochenta y siete kilos. Atendía un kiosco, tejía, bordaba y hacía sábanas con vainilla. Su cabeza era toda redonda llena de rulos apretados y una boca chiquita como la minúscula. Miruli mantantiruli liruli lá . Lo. Boca de o (minúscula). Oh!. Se llamaba María Leonor del Carmen pero como al papá le gustaba Marilyn Monroe le decían Marylin. Y Marylin devino en Márili y Márili devino en Miruli, definitivamente.

A los diecinueve años y ochenta y siete kilos ella se quería casar. Una tarde me invitó a su casa y me mostró un ajuar que había bordado: manteles con flores de punto cruz, sábanas con vainilla simple y vainilla doble , un camisón de seda rosado sedoso sedante sedicioso sed i en to. Todo estaba listo menos el novio. No importayallegará.Oh. o. Oh! -decía su boca minúscula.

Era muy habilidosa pero se vestía con ropa triste, de color marrón como su cabeza redonda de rulos. A mi me dieron ganas -rápidamente-de ponerle una mariposa en el pelo, de bordarle punto cruz en su falda, de avainillarla arla larla larala laruli Miruli, pero su timidez lo impidió.

Pasaron muchos años y no supe más , a veces, cuando miro el mar para que me vengan recuerdos, viene ella. Viene Miruli a mostrarme su camisón de seda y yo invento que la gente de Mendoza capital está por desaparecer presa de un desastre aluvional pero llega un Príncipe Kracoviano que salva a toda la ciudad con la única condición de tomar en matrimonio a la Miruli .
Mi ru li!
Mi ru li!

Mi ru li! . Vivan, aplauden y festejan los habitantes de Mendoza capital.
( A Ustedes no puedo mentirles, es mi deber comunicarles que Marylin Monroe ha muerto! y Miruli del Carmen nunca jamás nunca contrajo matrimonio . o. Oh).



jueves, 29 de agosto de 2013

Género


Ella dijo basta y él abrió su paraguas para cubrirla de la lluvia pero no. Ella no. Ella se fue corriendo y mojada. Lloraba, llovía, lloraba. El se puso la capucha de su impermeable y se fue en taxi.
Ella dijo basta basta y él no la llamó (porque ella dijo basta basta) pero ella esperaba su llamado. Lloraba, no la llamaba y lloraba.
Ella dijo basta basta basta y él le devolvió unos tapers en los que solía llevarse algo de comida, alzó su máquina de afeitar del departamento y salió caminando con las manos en los bolsillos. Ella, al borde del colapso, se fue a llorar con las amigas. Lloraba, no la llamaba, llovía, lloraba.
Ella dijo basta, bueno, veamos pero él no podía en ese momento porque estaba jugando al fútboll con los amigos.
Ella todavía tiene los ojitos colorados, él saborea las milanesas que hizo su mamá antes de tomarse unos días de vacaciones. Están tristes, es obvio y no parece, pero se les va a pasar a los dos por igual.

* En Minúsculas. Ediciones Orillera 2010/12
* Ilus de Azul de Corso

lunes, 19 de agosto de 2013

Poemas...

Piedras de Casa de Piedra.La Pampa.Argentina.

EL ANTROPÓLOGO

"Deja que los niños desentierren huesos debajo de la plaza"
*Jerome Rothenberg

Le cuento de las Islas Canarias:
Las uvas, el aceite y la música.
Los gatos pescan en el borde
de la avenida marítima
y un barco descarga langostinos
(A granel)

Le cuento de los vientos,
de la visita de Rodin y las luces.
Rodean los árboles
de abajo hacia arriba
y más.
(Las luces)

Le cuento de la huelga
de los controladores;
el descontrol-literal-
todo lo altera y
hay viento
(otra vez)

Le cuento de Blasco, mi amigo
vene sola no.
(venezolano)
Le cuento cuentos y no tan cuentos.
Me preocupo por la llanura
y los perros...

Fotografío
Envío
Le cuento.
(¿del tío?)

Del otro lado, Miguel dice:
Bueno,
hoy puso un huevo la pava real
y como no sé si adentro
tienen o no tienen,
me lo comí.


EL ANTROPÓLOGO II

Scrambled
ágg.
Manteca
ágg.
Arenque
ágg
stekt.
Vía vía
o este pie
...

*Inédito.

sábado, 13 de julio de 2013

Inés vuela igual



Hace días que no escribo en el cuaderno- pensó Inés- y ahora que me puse, me olvidé de la mitad de las historias que guardaba en la cabeza. Tenía razón mi profesor de letras cuando dijo... si no se crea todos los días un espacio físico y uno en el tiempo, nunca se logra. Hay que dejar que la porción oriental del cerebro se pierda en imágenes y busque, relacione, encuentre las asociaciones más audaces y particulares. Hay que bucear los límites de uno mismo hasta el borde de la sin razón, o más allá... Entonces, la parte occidental de la cabeza las trae, las procesa, la vuelve a su lugar y –a diferencia de la locura- uno regresa a la realidad con ese resultado. Ahí está el trabajo: volcar, escribir, corregir, crear en el tiempo y el espacio.
No importa tener una idea o saber cómo termina, importa la búsqueda. Importa el viaje que hace avanzar al relato como si fuera el tendido de las vías de un tren… Ejercicio constante, tesón y aún así, solo una mínima parte de los que lo hacemos, puede lograrlo.

Y yo que no puedo siquiera empezar el cuaderno… Jamás podré abordar la ficción - pensó Inés mientras se rascaba el ala derecha .

* Inédito
* Foto de web

jueves, 27 de junio de 2013

Bella


La señorita Beatriz es más cursi que collar de perlas.
Cursi como guante de terciopelo. De joven fue enfermera dedicada.
En la Clínica de Maternidad y Afines, Beatriz se especializó en afeitar pubis angelicales.
Es soltera. Solterita. Solterona. Pero conoce mucha concha y mucho pene.
Ya retirada y loca ( según diagnostico del barrio) camina y canta. Camina por los cordones de las veredas, todas las tardes de cinco a seis:

Con espuma de lavar
lavar,
lavar;
con jaboncito de azahares,
fina pluma, suave bello,
y a cortar,
cortar,
cortar... .

Vive en una casa con gatos en la ventana y un cartel en la puerta que dice: Se hacen pubis a domicilio.

* En Minúsculas. Ediciones Orillera. 2010.

domingo, 26 de mayo de 2013

Darse vuelta


Bautista era un hombre que vivía de espaldas. Le caía bien el saco, la seda de los pantalones a la mitad de la mitad de los zapatos. La nuca siempre prolija, muy, la vida siempre con los brazos levantados y de espaldas.
Ella iba a los conciertos gratuitos rodeada de los hijos como nube, todos cortados con el mismo gesto. Había uno pequeño que a veces se dormía y a veces, no.
Bautista dirigía todo Mozart, todo Chopin, todo clásico más repertorio de tangos, boleros o populares, según fuera su ánimo.
Ese día, aquel pequeño que a veces se dormía, aplaudió el final de pie. Bautista saludando le hizo un guiño y hoy viven todos juntos.
Cada viernes último de cada mes, el director de orquesta va a consultar las runas de Nelly y le pregunta por qué.
Dice la bruja: porque te diste vuelta.

* En " Minúsculas". Ediciones Orillera 2010. Reedición 2012.
* Foto de mi abuelo ( la única) al que le gustaba la música clásica.

sábado, 13 de abril de 2013

Género


Ella dijo basta y él abrió su paraguas para cubrirla de la lluvia pero no. Ella no. Ella se fue corriendo y mojada. Lloraba, llovía, lloraba. El se puso la capucha de su impermeable y se fue en taxi.
Ella dijo basta basta y él no la llamó (porque ella dijo basta basta) pero ella esperaba su llamado. Lloraba, no la llamaba y lloraba.
Ella dijo basta basta basta y él le devolvió unos tapers en los que solía llevarse algo de comida, alzó su máquina de afeitar del departamento y salió caminando con las manos en los bolsillos. Ella, al borde del colapso, se fue a llorar con las amigas. Lloraba, no la llamaba, llovía, lloraba.
Ella dijo basta, bueno, veamos pero él no podía en ese momento porque estaba jugando al fútboll con los amigos.
Ella todavía tiene los ojitos colorados, él saborea las milanesas que hizo su mamá antes de tomarse unos días de vacaciones. Están tristes, es obvio y no parece, pero se les va a pasar a los dos por igual.

* En Minúsculas. Ediciones Orillera 2010/12
* Otoño en el patio.

sábado, 16 de febrero de 2013

Seguir el hilo


Rosana piensa. Sentada en el cordón de la vereda,mira una caravana de homigas y las deja pasar. Es una metáfora demasiado fácil. Es más- las hormigas están en el mundo para que los poetas escriban canciones y sonetos;tal vez alguna fábula en esos días de poca inspiración. Rosana piensa. A veces sube al techo del galpón de herramientas y desde allí, mira las copas de los fresnos y los deja pasar. Hay mucha redacción para el árbol. El árbol que nos da la cuna y el cajón, la mesa, la silla, el papel, el lápiz. Plantemos árboles....Ahora tiende ropa mojada y cuelga una camiseta de Tomás al lado de las medias. Y los deja pasar. De pronto, Rosana piensa que no hay que cortar el hilo de la memoria. Agrega que son las mujeres las que tiran los hilos de la memoria. Se esfuerza para que este pensamiento no pase: El hilo de la memoria. El hilo de la memoria. El hilo de la memoria. Rosana se detiene pero tenemos que seguir el hilo...

* En Menta. Ediciones Orillera 2009
* En la foto el clavel del aire.

domingo, 3 de febrero de 2013

Proyecto de mar


La pampa no tiene mar
y los niños tienen pena,
sus barquitos de papel
van encallando
en la arena.

Los días de sol reflejan
la línea del horizonte
dibujan sombras saladas
¡parecen mar!
pero es monte.

No queda más que soñar
hacer un mapa en la arena
sembrar estrellas y pulpos
sardinas, buques,
ballenas…

y cuando el valle maduro
cuaje en estelas de mar
un hipocam-pop de oro
vendrá
¡para inaugurar!

* Adriana Lis Maggio
* Grabados de Dini Calderón

lunes, 24 de diciembre de 2012

Una historia minúscula de Navidad

La Clara y la Oscura

Las dos viven en mi barrio y deben tener igual edad. La Clara es cocinera y puso un almacén de comidas en su garaje. En un pizarrón con pie, escribe el menú del día pero suele errarle a las "bé" largas, a las "vé" cortas y más de un lunes te tenés que comer una merluza con "ese". Cuando es sábado, escribe con tiza de color, dibuja nubes o hasta un trazo verde que podría ser radicheta o rúcula... Me parece que se llama Marta y me parece que los domingos, hay variedad de postres.
La Oscura tiene un negocio más allá, en la otra cuadra, como una mercería con anexo de costura y tejidos por encargue. No hay pizarrón ni carteles, sólo una ventana chiquitita a modo de vidriera y un papel escrito a mano que dice " Estoy " -de un lado- " No estoy" , del otro. 
Si vas por el pastel de papas, los martes, la Clara te sonríe, cuenta cosas del barrio, de los sobrinos, del perro de Julia, del gobierno, de la comisión vecinal...Te agrega un ramito de hierbas frescas en el paquete - " sin cargo"- un pan mignón, una servilleta y ofrece bebida fresca, queso rallado o aderezos caseros.
La Oscura no, se mete para adentro, vayas o no vayas el martes u otro día cuando " Estoy" , te vende la bobina de hilo o el elástico y ya. Envuelve, cobra, nada más. 
No se como se llama de verdad ni que hace los domingos.
Las dos están solitas mi alma y - con distinta luminosidad- pelean.
A mi me gustaría que se mezclen, como el café y la leche; como la enagua y la falda ... y pasen juntas una linda Navidad.



Adriana Lis Maggio




lunes, 17 de diciembre de 2012

Ventana con gato y feliz navidad


La ventana con gato, hoy tiene cortinas. Cada día paso caminando y miro el hueco para inventar historias. El gato huyó, la tela ondea y el rumor de los chicos que se bañan en el fuentón de lata, se mezcla con los girasolitos del piqué. ¿Serán de piqué? Un par de ganchos zafados me permiten más datos para la historia: el gato, los niños, la madre que trabaja desde tan temprano, nunca el padre, dos sillas de caño plateado y un plato de color verde. Por hoy es suficiente, hasta mañana.
Mañana (ayer, pues todavía me queda un día de camino, de mirar, de la historia) la ventana es sin gato y sin cortinas. Un pleno de murmullos y olores salen a la vereda. Veo hasta el fondo la cama de dos plazas a puro cotín de colchón con resortes, sin sábanas pero con una manta revuelta y voy contando pies… Seis pares de plantas arrugadas y una cola de perro. Escucho pava hirviendo y aún la bicicleta, por lo que asumo que madre todavía no se fue. Una casa cuadrada con yuyo en el revoque y campanillas rosas, de abertura tenue y frescas. La madre fuma, es joven y seguro que el póster de Rodrigo lo puso ella. Los niños deben ser como cuatro. O cinco. O cuatro y un bebé y sigue siendo cinco. O seis. Hay radio, tevé y ventilador. Ya estoy casi por la esquina, se acaba, hasta mañana.
Hoy. Hoy la ventana tiene todo, los girasolitos titilan. El gato se ilumina de distintos colores y pareciera que la familia duerme. Es feriado, armaron arbolito porque mañana quienesquieraque sean y el mundo. Y el gato. Y yo, celebraremos navidad.

¡Felicidades!