( a los pies de Teresita)
Era una larga mesa.
Arriba mantel y platos amarillos. Abajo, pies. De izquierda a derecha: zapatos de empresario; mocasines marrones y tres pares de sandalias sin talón. Enfrente , dando la vuelta y sin contar los de charol en la cabeza/ zera / cera, más calzado más, bien lustrado y alguna que otra hebilla.
Así se encontraron ella y él.
Los pies de Teresita eran suaves y ese día, estaban cansados de tanto sostener. Habían decidido volcar, salirse y golpeteaban piso mientras el pescado con salsa margarita, llenaba mencionado y amarillo plato.
Mencionado este desnudamiento, describiré el enfrente: él. El en chancleta, apoyadas sus plantas sobre el cuero; él, que rara vez se hunde en la arena, que solo suma y sigue y suma y suma.... De botamanga para abajo, él que se estira y sin querer, roza la suavidad de césped, la suavidad de espuma, la piel de los cansados dedos, uñas, talón, empeine...roza la suavidad de Teresita.
Confundidos zapatos conversaron toda la noche.
Conversación y circunstancia.
Y colorín amarillo, cuando el pescado con salsa margarita terminó en postre y en café y en copa de champagne, los cuatro pies se fueron juntos.
* Foto presentación de " Minúsculas" en la casa natal de Olga Orozco.
2 comentarios:
de orillas de la cuentera a orillera
me enlazan tus cuentos!
algo encuentro como eje de universo de paisajes de percepciones de ojos y venas que también me circundan
un gusto leer
cariños
Bellezas, belleszura, hermoso muy lindos cuentos, gracias por compartirlos.
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